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El Turismo después del Coronavirus



Sin lugar a dudas es el momento adecuado, para que los empresarios del sector turístico y hotelero, comiencen a planificar el futuro de sus empresas. Dicha planeación estratégica debe hacerse a largo plazo; pues muy seguramente y de acuerdo a las experiencias dejadas por pandemias anteriores y la opinión de los expertos en la materia “el regreso a la normalidad no se vislumbra pronto”. Cómo ejemplo podemos traer a colación la pandemia de “Gripe Española”, que duro trece meses, de septiembre de 1918 a octubre de 1919. Y cuya recuperación en todos los ámbitos sociales y económicos no fue rápida.


Debemos aprovechar el tiempo de confinamiento para reorganizarnos y aprender algo más de ésta situación; buscando como rehacer nuestros negocios, como preparar nuestras empresas para el día que tengamos que “comenzar de nuevo a trabajar”.


¿Cuáles deben ser los protocolos de bioseguridad? ¿Qué debemos implementar para garantizar la salud y tranquilidad de nuestros Clientes? (Huéspedes, comensales, trabajadores, contratistas y visitantes).


Dichos protocolos de bioseguridad y buenas prácticas, documentados e implementados; su comunicación, estricto cumplimiento y seguimiento, nos permitirán volver a operar; proporcionando y manteniendo un ambiente de trabajo con adecuadas condiciones de higiene, seguridad y salud.


Se deben revisar las metodologías y rutinas de producción y servicio, mejorándolas de acuerdo a normativas de bioseguridad, para dar cumplimiento a la legislación vigente por la pandemia; para así obtener los permisos para trabajar.


De igual manera, es muy importante comunicarse con nuestros Clientes, informándoles a cerca de los que estamos haciendo, de cómo estamos enfrentando la crisis y cómo vamos a trabajar una vez que la crisis haya terminado.


Es igualmente importante que los gremios y asociaciones que representan a los empresarios del sector, concierten con el gobierno; “más y mejores medidas de alivio tributario e incentivos fiscales para motivar a los connacionales a pasar vacaciones dentro del país y no en el extranjero”.


Aunque es claro que la situación económica generada por la crisis, obligará a las personas a viajar a destinos más cercanos a sus sitios de residencia; debido al “temor que estalle un nuevo brote”.


Igualmente, “la normal conectividad aérea internacional y la apertura de fronteras terrestres”, no se reanudarán rápidamente, por el temor que genera la situación de salud en otros países.




Además, debemos tener en cuenta dos hechos; la mayoría de las personas no han podido trabajar con normalidad; pues las empresas están cerradas y tienen serios problemas financieros y muchas de éstas empresas adelantaron las vacaciones de sus trabajadores o les dieron "descansos no remunerados". Lo que conlleva a un impacto negativo en sus finanzas y más concretamente en los ahorros destinados para viajar y descansar.


¡Ya no habrá “temporada alta”, al menos por este año!


Muchas empresas, sino la mayoría; no darán las acostumbradas “vacaciones colectivas de fin de año”.


Por otro lado, independientemente que en mayo o junio se suspenda la cuarentena y se “reactive la economía”; eso no va a hacer simultaneo en todos los países.


“Ésta es una época para replantearse, sobrevivir y pensar en estrategias para el futuro”.


Una tabla de salvación.


Para la mayoría de empresarios del sector, la llegada de turistas nacionales, podrá salvar la situación hasta cierto punto, o al menos mitigar la pérdida. Pero no es la situación para todos; pues seguramente los “hoteles de lujo”, a no ser que se “replanteen” a nivel de tarifas y servicio; estarán en franca desventaja, pues la mayoría de los turistas nacionales, no podrán alojarse en ellos.


Igualmente, los destinos que dependen de la demanda internacional, cómo por ejemplo: “Cartagena de Indias” o “Bogotá”; verán una disminución ostensible en su ocupación y por ende en sus ingresos.


Por lo tanto, reitero que debemos reinventarnos; para poder sostenernos, “mientras se reactiva el mundo”.


Seguramente a corto plazo las personas realizarán viajes más cortos, a destinos más cercanos y accesibles, en un “entorno libre de riesgos”, pues la psiquis de las personas quedará afectada por la experiencia vivida; volviéndolos más meticulosos y cuidadosos a la hora de viajar, alimentarse y hospedarse.




En éste escenario, aspectos relacionados con la “elección del viaje” serán menos importantes, como: precio, status y servicios de lujo.


A mediano plazo; "aspectos como sostenibilidad, cuidado del medio ambiente y el cambio climático; influirán en gran medida en las decisiones de viaje de muchas personas".


De acuerdo a lo anterior, los empresarios que se enfocaron en experiencias basadas en productos y servicios “ambientalmente amigables y sostenibles”, verán cómo se cumplen sus objetivos y metas organizacionales y económicas.


“Quien haya invertido en el desarrollo sostenible del sector turístico, finalmente tendrá éxito”.

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